Ir Detrás de los Designios del Corazón

B"H

Toda persona que hace de casamentero, que se ocupa de formar parejas,  eventualmente tendrá que hacer frente a esta pregunta: ¿Para armar una pareja es mejor que el joven y la joven sean de una misma naturaleza o es preferible buscar personas de caracteres marcadamente contrastantes,  que se complementen entre sí y se sientan atraídos uno por el otro, como los polos opuestos de un imán? ¿Cuál tiene mayor probabilidad de éxito?

En la práctica, la respuesta a esta pregunta depende de quién hace el partido: En los lugares donde el partido se logró principalmente a través de los padres de la pareja, la tendencia es hacer todo lo posible para que coincidan, que sean semejantes. En los lugares donde los mismos jóvenes inician sus propias relaciones y deciden con quién se han de casar, nos encontramos con muchos casos de personalidades opuestas que se atrajeron el uno al otro y fueron felices.

Estos dos tipos de parejas también se caracterizan por tener diferentes costumbres en la escritura de las invitaciones de boda. Por un lado, están los que escriben:

“Está cordialmente invitado a la boda de nuestros hijos… [el nombre del novio]
con la joven de su edad (עִם בַּת גִּילוֹ) [el nombre de la novia]“

que no sólo se refiere a la edad del novio y la novia, sino también a la similitud general entre ellos[1], como dos gotas de agua. Por otro lado, están los que escriben:

“Estamos felices de invitarlo al casamiento de [el nombre del novio]
con la elegida de su corazón ( עִם בְּחִירַת לִבּוֹ) , [el nombre de la novia].”

Mientras que el primer tipo se refiere a un matrimonio entre personas similares, el segundo se refiere a un tipo de matrimonio en el que ambos pueden ser muy diferentes entre sí. Sin embargo, esto es justamente lo que los mantiene unidos.

Yaacov elige una esposa

Yaacov recibió la bendición de despedida de sus padres, pero se fue de su casa completamente sólo. Eligió una esposa sin siquiera una llamada telefónica a sus preocupados padres (al parecer, no había recepción en Jarán). La elección de Yaacov de Rajel como esposa fue totalmente “la elección de su corazón”. Como dice el verso, incluso antes de que se casaran, “Y Yaacov amó a Rajel”.[2] Su relación comenzó literalmente con un amor a primera vista. Pero los padres de Yaacov, Itzjak y Rivká, nunca habían visto a Rajel antes del casamiento, y Labán, el suegro de Yaacov, no estaba para nada contento con su elección. A tal punto que Labán intercambió a Rajel y Lea, contra la voluntad de Yaacov y sin ningún aviso previo.

Pensemos por un momento, ¿Cuál hermana era más similar a Yaacov? Rajel es “de bellas virtudes y de bella presencia”.[3] Rajel tenía una personalidad activa, a tal punto que salía sola a pastorear las ovejas. Lea, por el contrario, era de personalidad introvertida, un poco aislada. Aunque era la hermana mayor no iba a pastorear los rebaños, se queda en casa. Así tiene tiempo para sus reflexiones intelectuales y para las lágrimas, como dice la Torá: “Y los ojos de Lea eran suaves [llorosos]“.[4] Hay algo acerca de Lea que se asemeja más a Yaacov, el “hombre sincero que se sienta en las tiendas”[5] Incluso cuando nos fijamos en la generación de los hijos de Yaacov, vemos que la mayor significancia espiritual que asociamos con Iaacov aparece en los hijos de Lea a través de las generaciones. Los levitas y los cohanim (sacerdotes) descienden de Levi, la Torá fue dada por medio de Moshé, quien era también un levita, y la familia real desciende de Iehudá. Por el contrario, los hijos de Rajel permanecen en un segundo plano, a tal punto que una parte importante de ellos fueron incluso separado por un período prolongado de tiempo de la nación judía (durante el exilio de las diez tribus).

Dos mundos se encuentran

Según la Cabalá, la pareja entre Yaacov y Leá es más elevada que la de Yaacov y Rajel. Lea es llamada “El Mundo Oculto”, y Rajel “el mundo revelado”. Lea representa el reino del pensamiento, mientras que Rajel representa el reino de la palabra. El alma de Yaacov tenía una profunda raíz oculta que era idéntica a la de Lea, que destacó y reforzó en su camino de Canaán a Jarán. En medio de este viaje, que pasó catorce años estudiando Torá en la Yeshivá de Shem y Ever. Pero después de que el tiempo que pasó allí, se fue para seguir su vida en Jarán. Allí en Jarán entró en contacto con la dura realidad del mundo exterior, y tuvo que hacer frente a estafadores y enemigos. Como resultado de la necesidad de confrontarse con la realidad exterior, Yaacov también estaba fuera de su núcleo interno o elemento. Y por eso no encontró nada particularmente atractivo en Lea.

Pero así como Yaacov era un “hombre sincero que vive en tiendas”, Lea también moraba en la “tienda” de su propia casa. Se la podría haber considerado más bien como su hermana o javruta (compañero de estudio), y no encontraba en ella nada del otro mundo. Si sus padres hubieran participado en la formación de la pareja, podrían haber aconsejado formar la pareja entre Yaacov y Lea. Pero en cambio siguió a su corazón que era atraído naturalmente por Rajel. Tenía algo en ella que le resultaba atractivo, algo que encontraba excitante y se enamoró, y casarse con ella era una aventura hacia nuevo dominio.

Sin embargo Yaacov todavía tiene que casarse con Lea, así como con Rajel. Se podría decir que en lugar de sus padres, la Divina Providencia se aprovechó de la tortuosa maquinación de Labán para efectuar el matrimonio de Yaacov con Lea. Retroactivamente Yaacov entiende -y también nosotros- que Lea también es su pareja perfecta, porque es “una chica de su edad”. El origen de la conexión de Yaacov con Lea no es desde el corazón, sino que es una profunda relación intelectual que necesita ser reconocida, cultivada y apreciada, incluso si el devenir natural de las cosas, inicialmente, no conducen a que Yaacov quiera casarse con ella.

Muy por el contrario, parece que la idea de novela aquí es que la Torá aprueba aquí que Yaacov vaya tras el impulso de su corazón. Por lo general, la actitud de la Torá es de sospechar de las tendencias naturales del corazón, “La inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud”[6] “Los pensamientos de su corazón se dirigen al mal todo el día.” De hecho, si dejamos que un mala persona siga los designios de su corazón nos meteríamos en serios problemas.

Pero Yaacov es un tzadik, un hombre justo cuyo corazón desea sólo cosas buenas, “el deseo de los justos es solamente el bien”.[7] Por lo tanto Yaacov podía confiar en su corazón para decidir con total certeza que Rajel debía ser la base y la figura más prominente de su casa. Este enfoque se refuerza incluso después cuando Lea da a luz a más hijos que Rajel. De todas maneras a lo largo de toda esta historia, Rajel continuó siendo la esposa más amada de Yaacov.

Rajel redime

Sin embargo, el shiduj [formación de la pareja] no es el único problema aquí. En un sentido más amplio, los matrimonios de Yaacov con Lea y Rajel constituyen toda la historia del pueblo judío, los hijos de Israel (el otro nombre de Yaacov) y también la forma en que nos relacionamos con el Todopoderoso.

La relación de Yaacov con Lea es lo que podríamos llamar una forma de vida religiosa normal. La mayoría de nosotros no estudiamos la Torá y cumplimos con las mitzvot porque tengamos un instinto natural que nos lleve a hacerlo. Sin embargo, entendemos intelectualmente que este es el estilo de vida que se adapta a nosotros como judíos, y este es el sendero dorado que nuestros antepasados ​​pisaron. Los judíos religiosos también saben que necesitan dominar su atracción hacia caminos extraños y anular su voluntad para servir a la voluntad de Dios.[8] En la terminología jasídica, este es el servicio que pertenece a la “personalidad Lea” (פַּרְצוּף לֵאָה, partzuf Lea).

Por el contrario, la relación entre Yaacov y Rajel es un estilo de vida natural. A primera vista, podríamos pensar que un estilo de vida natural no expresa ninguna conexión con D-s. Uno puede comer, beber, dormir, hacer el amor o andar en bicicleta naturalmente, pero todo esto es parte de nuestra vida secular. Pero en el momento en que nos acercamos al reino de lo sagrado, parecería que esos instintos naturales simplemente no quieren cooperar, y a lo sumo podemos esperar que no interfieran demasiado con nuestros esfuerzos hacia lo Divino.

No obstante, estamos convencidos de que también tenemos una naturaleza judía innata que va más allá de nuestros instintos naturales. Ese profundo nivel de nuestra naturaleza judía está simple y naturalmente enamorada del Todopoderoso. Esto es a pesar de la distancia infinita que hay entre nosotros, como dice el versículo: “Dios está en los cielos, y ustedes están en la tierra”.[9] De hecho, este mismo abismo produce esa fuerza de atracción entre dos polos opuestos que en última instancia se complementan entre sí. Esta es una razón por la cual el Jasidut explica que la parte principal de la redención es “reconstruir la personalidad de Rajel” (בִּנְיָן פַּרְצוּף רָחֵל, binián partzuf Rajel), que se refiere en última instancia a la revelación de una conciencia judía natural. Este nivel de conciencia no sólo observa la Torá y realiza mitzvot, porque “eso es lo que debemos hacer”, sino porque eso es lo que nuestro corazón desea realmente.

Por eso podemos seguir a nuestro corazón si somos justos, y de hecho, toda la nación judía se llama una “nación de tzadikim (justos)”, y en el futuro todos vamos a merecer actuar de acuerdo a nuestra conciencia judía rectificada natural.

Adaptado del libro del Rabino Itzjak Ginsburgh en hebreo, Rujó shel Mashíaj [El Espíritu del Mashíaj] y Mejol Hakramim [La Danza de los Viñedos]. (Tomado de las Maravillas de Tu Torá, el blog del Rabino Itzjak Ginsburgh)


[ 1 ] "Age" (גִּיל) también puede hacer referencia a "la fortuna" (מַזָל).
[ 2 ] Génesis 29:18 .
[ 3 ] Ibid 29:17 .
[ 4 ] Ibid .
[ 5 ] Ibid 25:27. De hecho , la palabra “tienda” (אהל) es una permutación de las letras de "Leá" (לאה).
[ 6 ] Ibid 8:21 .
[ 7 ] Proverbios 11:23 .
[ 8 ] Avot 2:04 .
[ 9 ] Eclesiastés 5:1.

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